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sábado, 8 de mayo de 2010

TRES FUENTES Y TRES PARTES INTEGRANTES DEL MARXISMO


V. I. Lenin

TRES FUENTES Y TRES PARTES
INTEGRANTES DEL MARXISMO

Prosveschenie núm. 3, marzo de 1913. Firmado: V. I.

Se publica de acuerdo con el texto original de Prosveschenie De las Obras Completas, t. XIX.



De la colección:

V. I. Lenin, Marx Engels Marxismo

EDICIONES EN LENGUAS EXTRANJERAS
PEKIN

Primera edición 1980

págs. 73-80.

Preparado © para el Internet por David Romagnolo, djr@marx2mao.org (Mayo de 1998)

NOTA DEL EDITOR

La presente versión ha sido realizada sobre la base de diversas ediciones en lengua castellana y confrontada con el original ruso.


TRES FUENTES Y TRES PARTES
INTEGRANTES DEL MARXISMO

La doctrina de Marx suscita en todo el mundo civilizado la mayor hostilidad y el odio de toda la ciencia burguesa (tanto la oficial como la liberal), que ve en el marxismo algo así como una "secta perniciosa". Y no puede esperarse otra actitud, pues en una sociedad que tiene como base la lucha de clases no puede existir una ciencia social "imparcial". De uno u otro modo, toda la ciencia oficial y liberal defiende la esclavitud asalariada, mientras que el marxismo ha declarado una guerra implacable a esa esclavitud. Esperar que la ciencia sea imparcial en una sociedad de esclavitud asalariada, sería la misma absurda ingenuidad que esperar imparcialidad por parte de los fabricantes en lo que se refiere al problema de si deben aumentarse los salarios de los obreros disminuyendo los beneficios del capital.

Pero hay más. La historia de la filosofía y la historia de la ciencia social muestran con diáfana claridad que en el marxismo nada hay que se parezca al "sectarismo", en el sentido de que sea una doctrina fanática, petrificada, surgida

al margen de la vía principal que ha seguido el desarrollo de la civilización mundial. Por el contrario, lo genial en Marx es, precisamente, que dio respuesta a los problemas que el pensamiento de avanzada de la humanidad había planteado ya. Su doctrina surgió como la continuación directa e inmediata de las doctrinas de los más grandes representantes de la filosofía, la economía política y el socialismo.

La doctrina de Marx es omnipotente porque es verdadera. Es completa y armónica, y brinda a los hombres una concepción integral del mundo, intransigente con toda superstición, con toda reacción y con toda defensa de la opresión burguesa. El marxismo es el heredero legítimo de lo mejor que la humanidad creó en el siglo XIX: la filosofía alemana, la economía política inglesa y el socialismo francés.

Nos detendremos brevemente en estas tres fuentes del marxismo, que constituyen, a la vez, sus partes integrantes.

I

La filosofía del marxismo es el materialismo. A lo largo de toda la historia moderna de Europa, y en especial en Francia a fines del siglo XVIII, donde se desarrolló la batalla decisiva contra toda la escoria medieval, contra el feudalismo en las instituciones y en las ideas, el materialismo se mostró como la única filosofía consecuente, fiel a todo lo que enseñan las ciencias naturales, hostil a la superstición, a la mojigata hipocresía, etc. Por eso, los enemigos de la democracia empeñaron todos sus esfuerzos para tratar de "refutar", minar, difamar el materialismo y salieron en defensa de las diversas formas del idealismo filosófico, que se reduce

siempre, de una u otra forma, a la defensa o al apoyo de la religión.

Marx y Engels defendieron del modo más enérgico el materialismo filosófico y explicaron reiteradas veces el profundo error que significaba toda desviación de esa base. En las obras de Engels Ludwig Feuerbach y Anti-Dühring, que -- al igual que el Manifiesto Comunista <../M&E(SP)/CM47s.html> -- son los libros de cabecera de todo obrero con conciencia de clase, es donde aparecen expuestas con mayor claridad y detalle sus opiniones.

Pero Marx no se detuvo en el materialismo del siglo XVIII, sino que desarrolló la filosofía llevándola a un nivel superior. La enriqueció con los logros de la filosofía clásica alemana, en especial con el sistema de Hegel, el que, a su vez, había conducido al materialismo de Feuerbach. El principal de estos logros es la dialéctica, es decir, la doctrina del desarrollo en su forma más completa, profunda y libre de unilateralidad, la doctrina acerca de lo relativo del conocimiento humano, que nos da un reflejo de la materia en perpetuo desarrollo. Los novísimos descubrimientos de las ciencias naturales -- el radio, los electrones, la trasformación de los elementos -- son una admirable confirmación del materialismo dialéctico de Marx, quiéranlo o no las doctrinas de los filósofos burgueses, y sus "nuevos" retornos al viejo y decadente idealismo.

Marx profundizó y desarrolló totalmente el materialismo filosófico, e hizo extensivo el conocimiento de la naturaleza al conocimiento de la sociedad humana. El materialismo histórico de Marx es una enorme conquista del pensamiento científico. Al caos y la arbitrariedad que imperan hasta entonces en los puntos de vista sobre historia y política, sucedió una teoría científica asombrosamente completa y armónica, que muestra cómo, en virtud del desarrollo de las

fuerzas productivas, de un sistema de vida social surge otro más elevado; cómo del feudalismo, por ejemplo, nace el capitalismo.

Así como el conocimiento del hombre refleja la naturaleza (es decir, la materia en desarrollo), que existe independientemente de él, así el conocimiento social del hombre (es decir, las diversas concepciones y doctrinas filosóficas, religiosas, políticas, etc.), refleja el régimen económico de la sociedad. Las instituciones políticas son la superestructura que se alza sobre la base económica. Así vemos, por ejemplo, que las diversas formas políticas de los Estados europeos modernos sirven para reforzar la dominación de la burguesía sobre el proletariado.

La filosofía de Marx es un materialismo filosófico acabado, que ha proporcionado a la humanidad, y sobre todo a la clase obrera, la poderosa arma del saber.

II

Después de haber comprendido que el régimen económico es la base sobre la cual se erige la superestructura política, Marx se entregó sobre todo al estudio atento de ese sistema económico. La obra principal de Marx, El Capital, está con sagrada al estudio del régimen económico de la sociedad moderna, es decir, la capitalista.

La economía política clásica anterior a Marx surgió en Inglaterra, el país capitalista más desarrollado. Adam Smith y David Ricardo, en sus investigaciones del régimen económico, sentaron las bases de la teoría del valor por el trabajo Marx prosiguió su obra; demostró estrictamente esa teoría y la desarrolló consecuentemente; mostró que el valor de

toda mercancía está determinado por la cantidad de tiempo de trabajo socialmente necesario invertido en su producción.

Allí donde los economistas burgueses veían relaciones entre objetos (cambio de una mercancía por otra), Marx descubrió relaciones entre personas. El cambio de mercancías expresa el vínculo establecido a través del mercado entre los productores aislados. El dinero, al unir indisolublemente en un todo único la vida económica íntegra de los productores aislados, significa que este vínculo se hace cada vez más estrecho. El capital significa un desarrollo ulterior de este vínculo: la fuerza de trabajo del hombre se trasforma en mercancía. El obrero asalariado vende su fuerza de trabajo al propietario de la tierra, de las fábricas, de los instrumentos de trabajo. El obrero emplea una parte de la jornada de trabajo en cubrir el costo de su sustento y el de su familia (salario); durante la otra parte de la jornada trabaja gratis, creando para el capitalista la plusvalía, fuente de las ganancias, fuente de la riqueza de la clase capitalista.

La teoría de la plusvalía es la piedra angular de la teoría económica de Marx.

El capital, creado por el trabajo del obrero, oprime al obrero, arruina a los pequeños propietarios y crea un ejército de desocupados. En la industria, el triunfo de la gran producción se advierte en seguida, pero también en la agricultura se observa ese mismo fenómeno, donde la superioridad de la gran agricultura capitalista es acrecentada, aumenta el empleo de maquinaria, y la economía campesina, atrapada por el capital monetario, languidece y se arruina bajo el peso de su técnica atrasada. En la agricultura la decadencia de la pequeña producción asume otras formas, pero es un hecho indiscutible.

Al azotar la pequeña producción, el capital lleva al aumento de la productividad del trabajo y a la creación de una situación de monopolio para los consorcios de los grandes capitalistas. La misma producción va adquiriendo cada vez más un carácter social -- cientos de miles y millones de obreros ligados entre sí en un organismo económico sistemático --, mientras que un puñado de capitalistas se apropia del producto de este trabajo colectivo. Se intensifican la anarquía de la producción, las crisis, la carrera desesperada en busca de mercados, y se vuelve más insegura la vida de las masas de la población.

Al aumentar la dependencia de los obreros hacia el capital, el sistema capitalista crea la gran fuerza del trabajo conjunto.

Marx sigue el desarrollo del capitalismo desde los primeros gérmenes de la economía mercantil, desde el simple trueque, hasta sus formas más elevadas, hasta la gran producción.

Y la experiencia de todos los países capitalistas, viejos y nuevos, demuestra claramente, año tras año, a un número cada vez mayor de obreros, la veracidad de esta doctrina de Marx.

El capitalismo ha triunfado en el mundo entero, pero este triunfo no es más que el preludio del triunfo del trabajo sobre el capital.

III

Cuando fue derrocado el feudalismo y surgió en el mundo la "libre" sociedad capitalista, en seguida se puso de manifiesto que esa libertad representaba un nuevo sistema de opresión y explotación del pueblo trabajador. Como reflejo de esa opresión y como protesta contra ella, aparecieron in-

mediatamente diversas doctrinas socialistas. Sin embargo, el socialismo primitivo era un socialismo utópico. Criticaba la sociedad capitalista, la condenaba, la maldecía, soñaba con su destrucción, imaginaba un régimen superior, y se esforzaba por hacer que los ricos se convencieran de la inmoralidad de la explotación.

Pero el socialismo utópico no podía indicar una solución real. No podía explicar la verdadera naturaleza de la esclavitud asalariada bajo el capitalismo, no podía descubrir las leyes del desarrollo capitalista, ni señalar qué fuerza social está en condiciones de convertirse en creadora de una nueva sociedad.

Entretanto, las tormentosas revoluciones que en toda Europa, y especialmente en Francia, acompañaron la caída del feudalismo, de la servidumbre, revelaban en forma cada vez más palpable que la base de todo desarrollo y su fuerza motriz era la lucha de clases.

Ni una sola victoria de la libertad política sobre la clase feudal se logró sin una desesperada resistencia. Ni un solo país capitalista se formó sobre una base más o menos libre o democrática, sin una lucha a muerte entre las diversas clases de la sociedad capitalista.

El genio de Marx consiste en haber sido el primero en deducir de ello la conclusión que enseña la historia del mundo y en aplicar consecuentemente esas lecciones. La conclusión a que llegó es la doctrina de la lucha de clases.

Los hombres han sido siempre, en política, víctimas necias del engaño ajeno y propio, y lo seguirán siendo mientras no aprendan a descubrir detrás de todas las frases, declaraciones y promesas morales, religiosas, políticas y sociales, los intereses de una u otra clase. Los que abogan por reformas y mejoras se verán siempre burlados por los defensores de lo

viejo mientras no comprendan que toda institución vieja, por bárbara y podrida que parezca, se sostiene por la fuerza de determinadas clases dominantes. Y para vencer la resistencia de esas clases, sólo hay un medio: encontrar en la misma sociedad que nos rodea, las fuerzas que pueden -- y, por su situación social, deben -- constituir la fuerza capaz de barrer lo viejo y crear lo nuevo, y educar y organizar a esas fuerzas para la lucha.

Sólo el materialismo filosófico de Marx señaló al proletariado la salida de la esclavitud espiritual en que se han consumido hasta hoy todas las clases oprimidas. Sólo la teoría económica de Marx explicó la situación real del proíetariado en el régimen general del capitalismo.

En el mundo entero, desde Norteamérica hasta el Japón y desde Suecia hasta el Africa del Sur, se multiplican organizaciones independientes del proletariado. Este se instruye y educa al librar su lucha de clase, se despoja de los prejuicios de la sociedad burguesa, está adquiriendo una cohesión cada vez mayor y aprendiendo a medir el alcance de sus éxitos, templa sus fuerzas y crece irresistiblemente.

From Marx to Mao <../../index.html> (English)

Desde Marxhasta Mao <../index(sp).html>

Textosde Lenin

miércoles, 14 de abril de 2010

EL SOCIALISMO DEL SIGLO XXI NO ES MARXISTA


EL SOCIALISMO DEL SIGLO XXI NO ES MARXISTA

Por A. Boente (c)




(Tomado de un artículo que aparce en Wikipedia, dice su autor)

"No sé cuántas veces tendrá Chávez que repetir lo mismo. Lo está diciendo desde el año 2003. Lo ha dicho claramente en varias alocuciones, discursos y programas de televisión “este no es un proyecto marxista, yo tengo muchos amigos marxistas, pero este no es un proyecto marxista” (Aló Presidente, 2-10-2005). Pero incluso, se lo ha declarado a los periodistas en entrevistas y ruedas de prensa. “Yo no soy comunista, no tendría ningún empacho en decirlo. Si yo tuviera un proyecto marxista para Venezuela lo hubiese dicho desde el primer día en que salí a la palestra política. Así que no soy marxista, tengo aproximaciones al pensamiento socialista y progresista, pero no soy marxista” (Entrevista hecha por Lucía Newman, corresponsal de CNN, 18 de Agosto de 2004)".

"Por si acaso, lo volvió a repetir en la rueda de prensa ofrecida en Miraflores, el día que lo acreditaron como Presidente Electo. Pero claro, esto no es publicitado por los medios de comunicación, porque muchos de ellos funcionan como agencias de campaña sucia del antichavismo, y necesitan producir temor en la gente, por tanto, cualquier cosa que pueda disminuir o disipar ese miedo es censurada o simplemente obviada", final de la cita.

Cómo se explica que Chávez ahorita haya cambiado y plantee el rumbo Marxista del Socialismo en Venezuela?. No son viables los basamentos Teóricos del Socialismo del Siglo XXI?

Aunque no existe delito que cualquier sistema democrático y progresista beba de las fuentes y enseñanzas del marxismo-leninismo, del Materialismo Dialéctico e Histórico y la filosofía de vida que encierran estas teorías, y que a su vez tome lo positivo del sistema capitalista y lo adecue a las nuevas condiciones del desarrollo actual de la sociedad, como lo es la alta tecnología y la elevada productividad del trabajo; pero es bueno recordar que el Fundamento Teórico del Marxismo-leninismo es la lucha de clases, la toma del poder por la clase obrera y trabajadora y la destrucción del viejo aparato burgués, donde se traspasa la propiedad sobre todos los Medios Productivos de la Sociedad, a Propiedad Social Socialista, controlados y administrados por el Estado a partir del Poder Soberano que el pueblo le otorga a este Organo de Gobierno.

Por lo tanto, una Formación Económico Social (FES) se distingue de otra, por la relación que exista en la sociedad respecto a los Medios Productivos. La Historia se encargó de demostrar que el socialismo clásico e impuesto a los pueblos, a pesar de ser viable por un tiempo, a la larga se constituye en un freno del propio desarrollo de las Fuerzas Productivas de la Sociedad, al eliminar la competencia, violentar las leyes naturales del mercado, la iniciativa privada y las libres manifestaciones del desarrollo personal junto con las individualidades, al imponer la voluntad del Estado a la de los individuos, traspasándosele, a su vez, al Estado una carga de tareas y funciones para lo cual este organo de Poder no está preparado ni tiene capacidad de asimilar, debido a la gran cantidad de Ramas y Sectores, así como renglones productivos y sociales que existen dentro de la economía y la sociedad de un país, lo cual da al traste con el propio desarrollo que se requiere, y al manifestarse en las altas esferas de Poder y la sociedad, las tendencias burocráticas y la corrupción, lo que trae consigo el incumplimiento y violación de sus propias leyes, lo que hace que el Gobierno comience a tiranizar a la sociedad, en aras de justificar su mala administración.

El nuevo socialismo que se construya (llámesele por cualquier nombre) debe ser incluyente con todos los sectores de la sociedad, ser participativo, y permitir la coexistencia de diferentes tipos de propiedad en un mismo entorno político-social y deberá ir atrayendo poco a poco a la sociedad a formas equitativas de producción, distribución y consumo, pasando primeramente por un período de tránsito más o menos prolongado, donde el Partido y las Comunidades juegan un papel esencial para el trabajo político-ideológico, en la lucha de ideas, al ser estas organizaciones políticas y de masas, la vía para recibir y trasmitir información entre los diferentes niveles de la sociedad y como forma de retroalimentación de los Organos del Estado.

De crear o producir, el nuevo socialismo, cambios radicales en la sociedad, mediante el uso de métodos autoritarios y totalitaristas y la violencia, estariamos en presencia de un nuevo ciclo del socialismo clásico que exitió en la URSS y del cual ya conocemos su final.


Por esta razón, Marx sostenía que el socialismo nunca podía ser entregado a la gente desde arriba, debía ser el fruto del propio trabajo de la clase trabajadora.

Una sociedad dominada por un Estado todo poderoso no genera seres humanos aptos para instaurar el socialismo.

Por la misma razón, el socialismo no es populismo. Un Estado que provee los recursos y las soluciones a todos los problemas de la gente no fomenta el desarrollo de las capacidades humanas, al contrario, estimula a la gente a tener una actitud pasiva de esperar del Estado y de los líderes que prometen dar siempre respuesta a todos sus problemas.

Además, el socialismo tampoco es totalitarismo. Precisamente porque los seres humanos son diferentes y tienen diferentes necesidades y habilidades, su desarrollo por definición requiere del reconocimiento y respeto de las diferencias. Las presiones del Estado o las de la comunidad
para homogeneizar las actividades productivas, las alternativas de consumo o estilos de vida, no pueden ser la base para que surja lo que Marx reconocía como la unidad basada en el reconocimiento de las diferencias.

También tenemos que reconocer que el socialismo no trata de mantener un culto por la tecnología, esta fue una enfermedad que representó un flagelo para el marxismo, en la Unión Soviética se manifestó como minas y fábricas inmensas, que supuestamente capturaban los beneficios de la economía de escala. Tenemos que reconocer que las empresas pequeñas permiten más control democrático desde abajo (desarrollando así las capacidades de los productores) logrando una preservación más adecuada del ambiente que realmente será funcional a la hora de atender las necesidades del pueblo.

Podemos aprender de las experiencias aleccionadoras del siglo XX. Ahora sabemos que el deseo de desarrollar una sociedad que sirve al pueblo no es suficiente —hay que estar dispuesto acabar con la lógica para realizar un mundo mejor. Y sabemos no se puede hacer socialismo desde arriba, a través de los esfuerzos y enseñanzas de una vanguardia que toma todas las iniciativas y desconfía del auto-desarrollo de las masas. Rosa Luxemburgo sabiamente enfatizó:

“la clase obrera exige el derecho de cometer sus propios errores y aprender del dialecto de la historia.”

Cuando empezamos con la meta de una sociedad que puede desatar el potencial de seres humanos y que reconoce que la senda a esta meta es inseparable del auto-desarrollo del pueblo, podemos construir una sociedad verdaderamente humana.

Chávez pide barrer la burguesía y radicalizar la revolución

Chávez pide barrer la burguesía y radicalizar la revolución


Publicada a las 05:55 AM del 14 de Abril de 2010 | El Nacional


Día de simbología. El 13-A de 2010 fue usado por el presidente Hugo Chávez para enviar mensajes a sus adversarios, nacionales e internacionales.



En la avenida Bolívar juramentó con la espada de Simón Bolívar en alto, frente a la milicia, unos 38.500 estudiantes, para decirle a todos que tiene el apoyo del pueblo en armas.


Habló de la defensa integral de la nación. "Tenemos que prepararnos también en lo militar; de allí la necesidad de asimilar el concepto de que la defensa es de todo el pueblo (...) Así como el 11 de abril no ha terminado, el 13 de abril tampoco ha terminado", alertó.



En su discurso, rechazó las críticas estadounidenses sobre las compras de armas. "Acusan al país de ser una amenaza para el vecindario. ¡Cínicos! Imperio maldito que algún día desaparecerá de la faz de la tierra". Sin embargo, aclaró que respeta al pueblo norteamericano, del cual espera que actúe contra el status político de su nación.


Chávez exhortó a la unidad de sus seguidores y, ante los milicianos, ministros, dirigentes del PSUV y del PCV, y empleados públicos, dio instrucciones para en caso de un nuevo golpe en su contra:

"Sencillamente tomen todo el poder. Hay que barrer a la burguesía de todos los espacios políticos y económicos; profundizar la revolución a fondo, radicalizarla a fondo, cumpliendo con la Constitución. (...) "Un 13 elevado a la enésima potencia".





Advirtió que "toda la Asamblea Nacional debe ser del pueblo y, para eso, se requiere unidad". Desde la tarima, felicitó al PSUV por las primarias del 2 de mayo: "Saludo a PCV, compañeros verdaderos. PPT no está; PPT se perdió. ¡Adiós! Los que quieran salvarse, vengan para acá. Esa cúpula perdió el camino. Dicen que respetan a Chávez, pero tiene detrás un cuchillo. Exijo lealtad, unidad verdadera".


El mandatario hizo una lectura del 13-A y dijo que, si lo hubieran asesinado, no existirían el Alba, los gobiernos de izquierda y progresistas en América Latina: "Sobre nosotros recayó la responsabilidad de la redención definitiva (...) No vamos a ser derrotados".


El escenario en la avenida Bolívar se montó desde temprano. A lo largo, 4 tarimas con música. ¿El motivo? La celebración del 13-A como "Día de la Milicia Nacional Bolivariana, del Pueblo en Armas y de la Revolución de Abril", que adquirió carácter de júbilo nacional, según Gaceta Oficial.



Los estudiantes de la Unefa y trabajadores públicos fueron conminados a asistir. Los milicianos, provenientes de todo el país, presentaban la cédula y, a cambio, recibían un fusil. Los autobuses que los trasladaron fueron estacionados en el centro de Caracas. Fuentes señalaron que los estudiantes de la Unefa fueron presionados para colocarse la vestimenta militar, cuestión que Chávez premió, posteriormente, cuando anunció que asignaría 100 millones de bolívares fuertes a la casa estudiantil, provenientes de los excedentes de Cantv, según dijo.


Chávez llegó alrededor de las 4:00 pm., en un jeep. En el acto, lo acompañaron sus hijos. Iris Varela llevó a su bebé. Chávez la cargó y besó. También estaba Joselo; la ministra María León y Freddy Bernal. La antesala de Chávez fueron una miliciana, Imar Belén Ágreda, e Iris Varela, quienes destacaron el rol de los chavistas el 11-A.


"Daré una mala noticia a la oposición", dijo. "Llovió y los embalses se llenaron". Admitió que si la naturaleza no hubiera ayudado, el colapso se habría dado en junio; aún así instó a "hacer dieta eléctrica". No explicó el por qué entonces de la extensión de la emergencia eléctrica. Reconoció que persiste el problema de vivienda, pero destacó que la pobreza se redujo.

EL SOCIALISMO NO CAE DEL CIELO


EL SOCIALISMO NO CAE DEL CIELO


Michael A. Lebowitz.
Junio, 2006.

Esq. El Chorro, Torre Ministerial, pisos 9 y 10. Caracas-Venezuela.
www.minci.gob.ve / publicaciones@minci.gob.ve


Algunas personas piensan que es posible cambiar el mundo sin tomar el poder.

Según ellos, ni siquiera se debería pensar en utilizar el Estado, porque, como John Holloway
dice: “luchar a través del Estado es involucrarse en el proceso activo de vencerse a sí mismo.”
Según esas personas, el estado por definición no puede desafiar al capitalismo dado que es una
parte fundamental del capital; a propósito de ello Holloway escribe: “el Estado (cualquier Estado)
debe agotar las posibilidades para poder proveer condiciones al beneficio de la rentabilidad del
capital.”

Un pensamiento como este no resulta nuevo. Pero, ha surgido de nuevo en ciertos lugares (situados mayormente en América Latina) porque se refleja una época de desilusión y desesperanza. Desilusión y desesperanza que están dadas por causa del fracaso
de la sociedad dominada por el Estado en la unión soviética y sus aliados ante la promesa de crear un nuevo mundo; y desilusión y desesperanza por causa de la tragedia de la democracia social, lo cual, a través de su rendición a la lógica del capital ha demostrado que ofrece barbarismo con una cara humana.

Sin embargo, la insistencia de Holloway que diceque tenemos que “negar la idea que una sociedad puede ser cambiada por ganar control del Estado” ha sido desmentida a través de dos ejemplos muy claros.

En principio, ha sido desmentida concretamente y de manera muy dramática y emocionante por la Revolución Bolivariana en Venezuela. ¿Es posible imaginar los cambios aquí sin el poder del Estado?

Y, por otro lado, la idea también ha sido desmentida teoréticamente por el entendimiento de sistemas económicos, en general, y condiciones para el desarrollo del socialismo, en particular, asociado con el pensamiento de Carlos Marx. Para éste, fue evidente que los trabajadores necesitaban el poder del Estado para poder crear las condiciones para que una sociedad
pueda acabar con la explotación capitalista. De la misma manera, negó escribir modelos detallados o “recetas” para la sociedad del futuro —“imágenes fantásticas y planes para una nueva sociedad” que los oponentes utópicos del capitalismo sí ofrecieron—.

Hay una explicación crítica para esto: el socialismo no cae del cielo.

El socialismo como proceso

Ningún nuevo sistema económico cae del cielo.

En vez de caer del cielo o nacer original y rebosante de concepciones de intelectuales, nuevas fuerzas productivas y relaciones de producción nacen dentro y en oposición a la sociedad ya establecida.

Una nueva sociedad nace, necesariamente, de forma defectuosa. Inicialmente se estructura en base a elementos de la antigua sociedad. Marx enfatizó que la sociedad socialista que nace del capitalismo está, de manera indefectible, “económicamente, moralmente e intelectualmente marcado por la vieja sociedad.”

En el fondo de la concepción dialéctica de Marx se encuentra el reconocimiento que dicta que una
nueva sociedad, necesariamente, nace de forma defectuosa y que se desarrolla en pro de transformar sus antecedentes históricos, en pro de trascender a sus defectos. Es sólo entonces, —cuando la nueva sociedad logra reposar sobre sus propias bases, cuando
se construye a partir de premisas que desarrolla ella misma— que podemos apreciar el potencial que estaba presente en ella desde el principio. Marx era de la idea de un proceso en el cual luchamos para liberarnos a nosotros mismos de la carga de la antigua sociedad.

¿Cuál fue exactamente el defecto que identificó Marx? No tenía que ver con que las fuerzas productivas estuviesen poco desarrolladas. El defecto particular del que habló fue el de la naturaleza de los seres humanos, originada ésta en la antigua sociedad con las antiguas
ideas: una sociedad en la cual todos se consideran con derecho a recuperar aquello con lo que contribuyen, y que está marcada por una multitud de transacciones de intercambio; una sociedad en la cual todos calculan en función de su propio interés y se sienten
engañados si no reciben su equivalente. Esto —Marx fue muy claro— es una herencia de la vieja sociedad, una actitud que demuestra claramente que todavía no concebimos la sociedad como una familia humana, en la cual la liberación de todos es la condición para la liberación de cada uno de nosotros.

Sin embargo, éste no sería el único defecto presente al surgir ese nuevo concepto vivencial. La sociedad está intelectual, económica y socialmente infectada:

las tradiciones históricas del patriarcado, el racismo, la discriminación y las significativas desigualdades en la educación, la salud y la calidad de vida están entre los
elementos que la nueva sociedad estaría en peligro de heredar y, por ello, en vez de aceptar estas barreras que obstaculizan el desarrollo humano, deberían ser confrontadas a través de un proceso que las reconozca como defectos.

Cuando uno reconoce que el socialismo es un proceso, se puede entender que la solución a la
existencia de contaminantes como auto-orientación, racismo y patriarcado no está en crear instituciones que acepten dichos defectos. Una de las más destacadas características de la mayoría de las tentativas de crear socialismo en el siglo XX fue la conclusión que
dice que la gente es considerada intrínsecamente egocéntrica, y que lo más importante es darle los incentivos económicos necesarios para estimularla a trabajar. Es así como se hacen claves los esquemas de bonos, repartición de ganancias, variadas formas de incentivos económicos; la lógica básica es que el desarrollo de fuerzas productivas tendrá un efecto de “goteo” y así, gradualmente, surgirá el nuevo pueblo.

Sin embargo, el impacto es el opuesto. Cuando se intenta crear una nueva sociedad construyéndola a partir de los defectos heredados de la vieja sociedad, se refuerzan los elementos de la vieja sociedad que son inherentes a la nueva sociedad desde su versión
inicial. Cuando se fomenta el egoísmo, se refuerza la tendencia de las personas a comportarse de acuerdo a sus intereses personales sin considerar los intereses de
los demás, se refuerza y profundiza la división entre los individuos, grupos, regiones y naciones, la desigualdad pasa a ser vista como algo normal. Cuando se legitima la idea de que obtener más para uno mismo es del interés de todos, se crean las condiciones propicias para el retorno a la vieja sociedad.

¿Cómo es posible construir una nueva sociedad basada en el principio del interés personal? ¿Cómoproducir sobre esta base personas para las que la unidad basada en el reconocimiento de sus diferencias sea su segunda naturaleza? Obviamente no podemos ignorar la naturaleza de las personas que surgen de la vieja sociedad. Precisamente porque Marx entendía que los sujetos de cada proceso son seres humanos específicos, reconoció que no se puede crear de inmediato una sociedad basada en el principio de distribución de “cada uno de acuerdo a sus necesidades”. Colocar a los viejos sujetos en esa nueva estructura causaría inevitablemente un desastre. Él entendió que no podemos ir directamente al sistema de justicia e igualdad apropiado para una sociedad verdaderamente humana, para la familia humana. Sin embargo, Marx definitivamente estaba lejos de argumentar que el camino para la creación de una nueva sociedad era construir desde los defectos que, necesariamente, contiene cuando surge inicialmente.

Más aún, el proceso socialista es un proceso tanto
de destrucción como de construcción: un proceso
de destrucción de los elementos de la vieja sociedad
que todavía permanecen (incluyendo el soporte para
la lógica del capital) y un proceso de construcción de
los nuevos seres humanos socialistas.

En el siglo 20 nadie articuló mejor que el Che
Guevara la importancia de desarrollar nuevos seres
humanos socialistas. Dijo: “realizar el socialismo con
la ayuda de las armas melladas que nos legara el
capitalismo (la mercancía como célula económica,
la rentabilidad, el interés material individual como
palanca, etc.) se puede llegar a un callejón sin salida,”
y el impacto es minar el desarrollo de la conciencia.

El Che enfatizó que para construir el socialismo
simultáneamente con la base material hay que hacer
al hombre nuevo. Hay que estar claro en el objetivo. Si
no sabes a dónde quieres ir, entonces ningún camino
te llevará allí. El mundo que los socialistas siempre han
querido construir es aquel en el cual cada persona se
relacione con las demás como partes de una gran
familia; una sociedad en la que seamos capaces
de reconocer que el bienestar de los demás nos
beneficia a todos: un mundo de amor y solidaridad
humana donde, en vez de clases y antagonismos
clasistas, tengamos “una asociación, en la cual el libre
desarrollo de cado uno sea la condición para el libre
desarrollo de todos”.

El mundo que queremos construir es una sociedad
de productores asociados en donde cada individuo
pueda desarrollar plenamente sus potencialidades: un
mundo que, desde el punto de vista de Marx, permita
“el desarrollo absoluto de su potencial creativo,” el “total
desarrollo del contenido humano,” el “desarrollo de
todos los poderes humanos como un fin en sí mismo”.
Los seres humanos fragmentados y parcelados que el
capitalismo produce serían reemplazados por seres
humanos completamente desarrollados, “el individuo
completamente desarrollado para el cual las distintas
funciones sociales no son sino diferentes modos de
actividad de las que se ocupará sucesivamente.”

Pero, esas personas no caen del cielo; hay sólo
un camino para engendrarlas, a través de su propia
actividad. Sólo ejercitando las capacidades mentales
y físicas que abordan todos los aspectos de su vida
desarrollarán dichas capacidades; producirán dentro
de ellos capacidades específicas que les permitirán
llevar a cabo nuevas actividades. El cambio simultáneo
de las circunstancias y de sí mismo (o lo que Marx
llamó “la práctica revolucionaria”) radica en cómo
construimos la nueva sociedad y los nuevos seres
humanos.

Obviamente, la naturaleza de nuestras
instituciones y relaciones debe suministrarnos el
espacio para dicho auto-desarrollo. Sin democracia
en la producción, por ejemplo, no podemos
construir ni una nueva sociedad, ni personas
nuevas. Cuando los trabajadores se comprometen
con la autogestión, combinan la concepción del
trabajo con su ejecución. Entonces, no sólo se
pueden desarrollar las potencialidades intelectuales
de todos los productores asociados, sino que la
“sabiduría tácita” que tienen los trabajadores sobre
mejores formas de trabajar y producir también
puede convertirse en una sabiduría social de la
cual todos podremos vernos beneficiados. La
producción democrática, participativa y protagónica
permite ambas cosas: aprovechar nuestros recursos
humanos ocultos y desarrollar nuestras capacidades.
Pero, sin esa combinación de cabeza y mano,
las personas permanecen como aquellos seres
humanos fragmentados y parcelados que produce
el capitalismo: la división entre los que piensan y los
que hacen se mantiene como el modelo que Marx
describió en el cual “el desarrollo de las capacidades
humanas de unos, está basada en la restricción del
desarrollo de las capacidades de otros”. La democracia
en la producción es una condición necesaria para el
libre desarrollo de todos.

Pero ¿qué es la producción? No es algo que ocurre
sólo en la fábrica o en lo que tradicionalmente
identificamos como el lugar de trabajo. Cada actividad
que tiene por objetivo proporcionar aportes para
el desarrollo de los seres humanos (especialmente
aquella que nutre directamente el desarrollo
humano) tiene que ser reconocida como producción.
Más aún, las concepciones que guían la producción
deben ser en sí mismas producidas. Las metas que
guían la producción son características distintivas
de las diferentes sociedades. En el capitalismo, las
metas que la guían son las de la ganancia individual
de los capitalistas. En una sociedad de productores
asociados, las metas específicas están relacionadas
con el autodesarrollo de las personas que viven en
dicha sociedad. Sólo a través de un proceso en el que
las personas están involucradas en todos los niveles en
la toma de las decisiones que las afectan (es decir, su
vecindario, comunidad y la sociedad como un todo),
las metas que guían la producción pueden ser las
mismas metas del pueblo. A través de su participación
en esta toma de decisiones democrática, la gente
transforma tanto sus circunstancias como a sí misma:
se auto-produce como sujeto en la nueva sociedad.
Dicha combinación de desarrollo democrático de
las metas y de ejecución democrática de las mismas
es esencial porque, a través de ella, los individuos
pueden entender las conexiones entre sus actividades
y entre ellos mismos. La transparencia es la regla en
la sociedad de productores asociados: siempre queda
claro quien decidió lo que había que hacer y cómo
debía hacerse. Con la transparencia se fortalece la
base de la solidaridad. La comprensión de nuestra
interdependencia facilita la visualización de los intereses
comunes, una unidad basada en el reconocimiento
de nuestras diferentes necesidades y capacidades.
Vemos que nuestra productividad es el resultado de la
combinación de nuestras distintas capacidades y que
nuestra unión, y el control comunitario de los medios
de producción nos convierten a todos en beneficiarios
de esfuerzos comunes.

Esas son las condiciones en las cuales todos los
frutos de la cooperación se dan de forma abundante
y podemos centrarnos en lo que es realmente
importante: la creación de las condiciones en las
cuales el desarrollo de todos los poderes humanos sea
un fin en sí mismo.

En el mundo que queremos construir todas estas
características y relaciones coexisten simultáneamente
y se apoyan entre sí. La toma de decisiones democráticas
en el lugar de trabajo (en vez de la dirección y la
supervisión capitalista); la dirección democrática de
las metas de la actividad por parte de la comunidad
(en lugar de la dirección capitalista); la producción con
el propósito de satisfacer las necesidades (en lugar del
propósito de la ganancia privada); la propiedad común
de los medios de producción (en lugar de la propiedad
privada o de un grupo); una forma de gobierno
democrática, participativa y protagónica (en vez de un
Estado todopoderoso y por encima de la sociedad); la
solidaridad basada en el reconocimiento de nuestra
común humanidad (en vez de la orientación hacia el
interés personal); el enfoque hacia el desarrollo del
potencial humano (en vez de hacia la producción de
bienes). Todos estos rasgos son parte de un nuevo
sistema orgánico: la verdadera sociedad humana.
Pero, ¿cómo se construye este mundo?

El Socialismo no cae del cielo. Es necesariamente
basado en sociedades particulares. Y por eso nos
equivocamos si dependemos de modelos universales
(piensen en cuántas críticas sobre la izquierda de la
Revolución Bolivariana tienen raíces en el hecho de
que es diferente a la Unión Soviética). Cada sociedad
tiene características únicas: su propia historia, sus
tradiciones (incluyendo las religiosas e indígenas), sus
mitos, sus héroes, aquellos que han luchado por un
mundo mejor, y las capacidades individuales que las
personas han desarrollado en el proceso de lucha. Ya
que estamos hablando de un proceso de desarrollo
humano y no de recetas abstractas, entendemos que
actuamos de forma más segura cuando elegimos
nuestro propio camino, aquel que el pueblo reconoce
como el suyo (en vez de la débil imitación de un
camino seguido por otro).

Asi mismo, todos empezamos el proceso de
construcción socialista desde distintos lugares con
respecto al nivel de desarrollo económico —y eso
determina claramente qué cantidad de nuestra
actividad inicial (si dependemos de nuestros propios
recursos) deberá ser consagrada al futuro—. Asimismo,
cuán diferentes son las sociedades dependiendo
de la fuerza de sus clases capitalistas y oligárquicas
domésticas, el grado de dominación por parte de las
fuerzas del capitalismo global, y la magnitud de su
capacidad de aprovechar el apoyo de otras sociedades
que ya se encuentran en la senda del socialismo.

Además, los personajes históricos que nos inician
en el camino pueden ser muy diferentes en cada caso.
Por aquí una clase obrera, en su mayoría altamente
organizada (como la de los libros de recetas de los
siglos anteriores); por allá un ejército campesino;
un partido de vanguardia, un bloque de liberación
nacional (electoral o armado), rebeldes del ejército,
una alianza en contra de la pobreza. Existen infinitas y
variadas realidades, y pueden surgir aún más. Seríamos
muy pedantes y poco inteligentes si insistiéramos
en que hay sólo un camino para iniciar la revolución
social.

Para reunir realmente todos los elementos de la
nueva sociedad, se requiere dar un paso esencial; un
paso que es común, cualquiera sea el camino elegido,
y consiste en lograr el control y la transformación del
Estado. Sin la eliminación del control capitalista del
poder del Estado, toda amenaza real al capital puede
ser neutralizada. El Estado capitalista es un soporte
esencial para la reproducción de las relaciones sociales
capitalistas; y el ejército, la policía, el sistema jurídico
y los recursos económicos del Estado pueden ser
movilizados para sofocar cualquier incursión que
amenace su expansión. El capital siempre utiliza el
poder del Estado cuando enfrenta una amenaza.
Por el contrario, un Estado que pretende servir de
comadrona de la nueva sociedad, puede tanto restringir
las condiciones para la reproducción de capital como
abrir las puertas a los elementos de la nueva sociedad.
Ganar “la batalla de la democracia” y usar “la supremacía
política para arrebatar, gradualmente, todo el capital a
la burguesía” sigue siendo tan fundamental ahora como
lo era cuando Marx y Engels escribieron El Manifiesto
Comunista. El Estado de los trabajadores representa
un arma esencial en la lucha contra el capital, tanto
para garantizar que los medios de producción estén
bajo el control de los productores asociados y sean
gobernados cada vez más según su lógica, como para
utilizar los mecanismos estatales para encauzar los
recursos, lejos del alcance de la vieja tendencia y hacia
la nueva tendencia.

Sin embargo, como Marx bien sabía, este proceso
requiere una clase especial de Estado y no su forma
heredada, aquel Estado todopoderoso y por encima
de la sociedad que no es sino la “fuerza pública
organizada para la esclavitud social”. El Estado mismo
tiene que ser transformado en un instrumento que
esté subordinado a la sociedad, en el “autogobierno
de los productores”. Si no se crea un poder desde
abajo, más que el autodesarrollo —que es la esencia
de la sociedad de los productores asociados—, la
tendencia será a que surja una clase por encima de
nosotros: una clase que identifique el progreso con
la capacidad de controlar y dirigir desde arriba.
Marx insistió en que la clase obrera no podría
usar “la máquina del Estado tal como está para
sus propios fines” él lo sabía porque aprendió
de la historia. Particularmente, aprendió que los
trabajadores que participaron en la Comuna de
París habían espontáneamente descubierto la forma
necesaria del Estado de los trabajadores, un Estado
democrático y descentralizado que fuera manejado
desde abajo. “Toda Francia”, Marx comentaba, habría
sido organizada en comunas auto-administradas
y autogobernadas. Marx respondió a las dudas de
Bakunin sobre el Estado obrero: todos los miembros
de la sociedad serían realmente miembros del
gobierno porque la cosa empieza con la autoadministración
de cada distrito.

Para muchos socialistas del siglo XIX, el camino
hacia la realización de la nueva sociedad fue extraer
seres humanos del capitalismo y demostrar que una
alternativa no capitalista fue superior socialmente y
económicamente; y muchos de ellos esperaban que
o el Estado o filántropos proveyeran los fondos para
los nuevos proyectos. Para Marx, dichas propuestas
reflejaban una época en que los horrores del
capitalismo eran claros pero no suficientes para
trascender el capital.

Marx no negó las metas de los utópicos. Más bien,
él planteaba que “sólo los medios son diferentes y
las condiciones reales del movimiento ya no están
ocultas en cuentos utópicos.” ¿De cuál otro medio
Marx hablaba? “La organización militante de la clase
obrera.”

Observa lo que los trabajadores están haciendo,
decía Marx. A través de sus propias luchas para dar
respuesta a sus necesidades ellos revelan que la
batalla por una nueva sociedad se conduce luchando
dentro del capitalismo, en vez de buscar la solución
fuera de él. En esas luchas, los trabajadores reconocen
sus intereses comunes, llegan a comprender la
necesidad de unirse contra el capital. No es, sin
embargo, simplemente la formación de un bloque
opuesto al capital lo que emerge de esas luchas. Marx
insistentemente señalaba que el proceso mismo de
lucha producía gente transformada: luchando por
sus necesidades [las personas] “adquieren una nueva
necesidad —la necesidad de la sociedad— y lo que
aparecía como un medio se transforma en un fin”.
Se transforman a sí mismas en sujetos capaces de
cambiar su mundo.

Esto es lo que Marx identificó como una práctica
revolucionaria: “la coincidencia del cambio, las
circunstancias y la transformación de la actividad
humana o autotransformación”. El mensaje de Marx
a los trabajadores en un determinado momento
fue que deberían pasar años de lucha “no sólo para
lograr un cambio en la sociedad, sino también para
su autotransformación”. Más de veinte años después,
escribió nuevamente que los trabajadores sabían
que deberían pasar por largas luchas, y una serie de
procesos históricos, transformando las circunstancias
y los hombres”. En resumen, los medios para lograr
esa nueva sociedad son [concebidos por Marx como]
inseparables del proceso de lucha para lograrla: sólo
echando a andar las personas podrían sacudirse de
“todo el estiércol del pasado.”

Por esta razón, Marx sostenía que el socialismo
nunca podía ser entregado a la gente desde arriba,
debía ser el fruto del propio trabajo de la clase
trabajadora.

Es aquí donde el Estado juega un papel clave. No
podemos hablar del auto-desarrollo de las personas
en una estructura en donde los seres humanos son
el medio para el crecimiento del capital, donde
las personas son explotadas y excluidas porque lo
único que importa es la ganancia, donde el poder
del capital para invertir o no invertir sea su forma de
chantajear a cualquier sociedad que desafíe la lógica
del capital.

Por eso la Comuna de París fue tan importante para
Marx. Una vez que entendemos que las personas se
realizan a través de sus propias actividades, sigue que
sólo donde el Estado funciona como mediador para
(y poder sobre) que los trabajadores cambien hacia
el autogobierno de los productores, hay un proceso
continuo por lo cual los trabajadores pueden cambiar
ambas circunstancias y ellos mismos.

A través de una revolución democrática, la práctica
revolucionaria puede promover el autodesarrollo del
pueblo en todas las esferas de la vida y asegurar las
condiciones para el crecimiento de sus capacidades.
Juzgamos el progreso en el camino de la construcción
socialista por el incremento en la capacidad de la
auto-gestión de los trabajadores, la capacidad de las
personas para auto-gobernarse en forma democrática,
participativa y protagónica en sus comunidades y, en
la sociedad en su totalidad, debido al desarrollo de la
verdadera solidaridad entre las personas.

Cuando entendemos que la meta de este proceso
es lograr que se conforme una sociedad que
permita un mejor desarrollo del potencial humano,
hay una simple pregunta que puede ser planteada
ante cualquier esfuerzo (sin importar sus diferentes
historias y situaciones): ¿Están siendo creadas las
nuevas relaciones productivas? El mejor indicativo que
tenemos para saber si vamos hacia donde queremos ir
es si los pasos que estamos dando refuerzan o debilitan
la nueva relación de productores asociados. La base
fundamental para lograr la nueva sociedad está
en el desarrollo de la autoconfianza y de la unidad
dentro de la clase obrera, su autodesarrollo. Sin eso,
estaremos construyendo castillos en el aire.

CONSTRUYENDO EL SOCIALISMO DEL SIGLO XXI

De la misma manera que Marx estaba dispuesto a
cambiar sus opiniones a la luz de la Comuna de París,
nosotros tenemos que pensar en el socialismo de
hoy en día, a la luz de las experiencias del siglo XX.

Pero el socialismo tampoco es una sociedad
estatista, donde las decisiones se imponen desde
arriba y donde toda iniciativa es potestad de los
funcionarios del gobierno o de los cuadros de
vanguardias que se auto-reproducen. Precisamente
porque el socialismo se centra en el desarrollo
humano, enfatiza en la necesidad de una sociedad
democrática, participativa y protagónica. Una
sociedad dominada por un Estado todo poderoso
no genera seres humanos aptos para instaurar el
socialismo.

Por la misma razón, el socialismo no es populismo.
Un Estado que provee los recursos y las soluciones
a todos los problemas de la gente no fomenta el
desarrollo de las capacidades humanas, al contrario,
estimula a la gente a tener una actitud pasiva de
esperar del Estado y de los líderes que prometen dar
siempre respuesta a todos sus problemas.

Además, el socialismo tampoco es totalitarismo.
Precisamente porque los seres humanos son
diferentes y tienen diferentes necesidades y
habilidades, su desarrollo por definición requiere
del reconocimiento y respeto de las diferencias.
Las presiones del Estado o las de la comunidad
para homogeneizar las actividades productivas, las
alternativas de consumo o estilos de vida, no pueden
ser la base para que surja lo que Marx reconocía
como la unidad basada en el reconocimiento de las
diferencias.

También tenemos que reconocer que el socialismo
no trata de mantener un culto por la tecnología,
esta fue una enfermedad que representó un flagelo
para el marxismo, en la Unión Soviética se manifestó
como minas y fábricas inmensas, que supuestamente
capturaban los beneficios de la economía de escala.
Tenemos que reconocer que las empresas pequeñas
permiten más control democrático desde abajo
(desarrollando así las capacidades de los productores)
logrando una preservación más adecuada del
ambiente que realmente será funcional a la hora de
atender las necesidades del pueblo.

Podemos aprender de las experiencias
aleccionadoras del siglo XX. Ahora sabemos que
el deseo de desarrollar una sociedad que sirve al
pueblo no es suficiente —hay que estar dispuesto
acabar con la lógica para realizar un mundo mejor—.
Y sabemos no se puede hacer socialismo desde
arriba, a través de los esfuerzos y enseñanzas de una
vanguardia que toma todas las iniciativas y desconfía
del auto-desarrollo de las masas. Rosa Luxemburgo
sabiamente enfatizó:

“la clase obrera exige el derecho de cometer sus
propios errores y aprender del dialecto de la historia.”

Cuando empezamos con la meta de una sociedad que
puede desatar el potencial de seres humanos y que reconoce que la senda a esta meta es inseparable del auto-desarrollo del pueblo,
podemos construir una sociedad verdaderamente humana. Aquellos que se encuentran aquí para discutir formas de defender a la humanidad del barbarismo que actualmente enfrenta parten de ciertos valores.

Estos son valores plasmados en la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela: en la meta descrita
en el artículo 299. Se trata de “asegurar un completo
desarrollo humano”; en la declaración del Artículo 20
que afirma que “todos y todas tienen el derecho al
libre desarrollo de su personalidad”, y en el enfoque
del Artículo 102 sobre la necesidad de “desarrollar
el potencial creativo de cada ser humano y el
ejercicio pleno de su personalidad en una sociedad
democrática”.

Esta Constitución es también totalmente específica
en cuanto a cómo sucede este desarrollo: a través de la
participación. Tal como lo enfatizó Marx: “la actividad
humana es la vía a través de la cual las personas
transforman tanto las circunstancias como a ellos
mismos”. La Constitución Bolivariana, en su Artículo
62, declara que la participación del pueblo es “la forma
necesaria para alcanzar la participación y asegurar su
completo desarrollo, tanto individual como colectivo”.
El desarrollo humano, en pocas palabras, no cae del
cielo, es el resultado de un proceso, de muchos
procesos en los cuales el pueblo se transforma. Es el
producto de una sociedad “democrática, participativa,
y protagónica”.

A través de formas sociales, como lo señala el Artículo
70, como por ejemplo “la autogestión, cooperativas de
todas formas, a través de planificación democrática,
presupuestos participativos en todos niveles de la
sociedad, el pueblo desarrolla sus capacidades y
habilidades.” Y en las garantías del Artículo 135 que
dice que “en virtud de la solidaridad y responsabilidad
social y asistencia humanitaria, correspondan a los
particulares según su capacidad”; los elementos del
socialismo del siglo XXI están plasmados en su forma
ideal.

Ahora, el desafío es hacerlos realidad.

martes, 13 de abril de 2010

Socialismo del siglo XXI

Socialismo del siglo XXI

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El Socialismo del siglo XXI es un concepto ideado por A.V.Buzgalin en una publicación originalmente en ruso en 1996 y en español en el año 2000. En efecto el primer texto sobre el tema no es el de Heinz Dieterich, sino uno del autor ruso titulado "El Socialismo del siglo XXI" (160 pp., Guanabo, Cuba, Enero 20, 2000, Costo 9 euros).

El de Heinz Dieterich Steffan, es posterior, a partir de 1996,[1] y muy difundido desde el 30 de enero de 2005, por el Presidente de Venezuela, Hugo Chávez en ese entonces desde el V Foro Social Mundial. En el marco de la revolución bolivariana, Chávez ha señalado que para llegar a este socialismo habrá una etapa de transición que denomina como Democracia Revolucionaria.

Hugo Chávez expresó “Hemos asumido el compromiso de dirigir la Revolución Bolivariana hacia el socialismo y contribuir a la senda del socialismo, un socialismo del siglo XXI que se basa en la solidaridad, en la fraternidad, en el amor, en la libertad y en la igualdad” en un discurso a mediados de 2006. Además, este socialismo no está predefinido. Más bien, dijo Chávez “debemos transformar el modo de capital y avanzar hacia un nuevo socialismo que se debe construir cada día”.[2]

A su juicio por las condiciones presentes en el actual mundo globalizado, esta transición será bastante prolongada. Dentro de este concepto sería definitivamente esta versión de socialismo libertario y socialismo democrático el camino a seguir, contrario a otros modelos de gobierno y economía.

Estructura Ideológica [editar]


Hugo Chávez y Néstor Kirchner

Dieterich, en su obra Socialismo del Siglo XXI se funda en la visión de Karl Marx sobre la dinámica social y la Lucha de clases. Dieterich profundiza la teoría marxista y la actualiza en el mundo de hoy, incorporando los avances del conocimiento, las experiencias de los intentos socialistas, develando sus limitaciones, entregando propuestas concretas tanto en la economía política como en la participación democrática de la ciudadanía para construir una sociedad libre de explotación. El modelo del socialismo del siglo XXI se sustenta en cuatro ejes: El desarrollismo democrático regional, la economía de equivalencias, la democracia participativa y las organizaciones de base.

Praxis Teórica [editar]

Dieterich no establece un modelo único y absoluto para lograr una sociedad democrática, participativa, socialista y sin clases sociales. Más bien establece una metodología para elaborar lo que denomina El Nuevo Proyecto Histórico' cuyos pilares estratégicos son el Bloque Regional de Poder (BRP) que sería la integración económica y política de los Estados Progresistas de la región y el Bloque Regional de Poder Popular (BRPP) que correspondería a la coordinación continental de los movimientos sociales que apoyen a la implementación del Socialismo del siglo XXI. A eso, se suma la colaboración igualitaria y solidaria entre los Estados y los movimientos sociales, es decir, entre el BRP y el BRPP. La autogestión y la idea de Comunidades Creativas y Sostenibilidad, ideario de Ezio Manzini y la Red Mundial para el Diseño Sostenible son igualmente prácticas tangibles de este nuevo modelo.

EconDieterich, en su obra Socialismo del Siglo XXI se funda en la visión de Karl Marx sobre la dinámica social y la Lucha de clases. Dieterich profundiza la teoría marxista y la actualiza en el mundo de hoy, incorporando los avances del conocimiento, las experiencias de los intentos socialistas, develando sus limitaciones, entregando propuestas concretas tanto en la economía política como en la participación democrática de la ciudadanía para construir una sociedad libre de explotación. El modelo del socialismo del siglo XXI se sustenta en cuatro ejes: El desarrollismo democrático regional, la economía de equivalencias, la democracia participativa y las organizaciones de base.

Praxis Teórica [editar]

Dieterich no establece un modelo único y absoluto para lograr una sociedad democrática, participativa, socialista y sin clases sociales. Más bien establece una metodología para elaborar lo que denomina El Nuevo Proyecto Histórico' cuyos pilares estratégicos son el Bloque Regional de Poder (BRP) que sería la integración económica y política de los Estados Progresistas de la región y el Bloque Regional de Poder Popular (BRPP) que correspondería a la coordinación continental de los movimientos sociales que apoyen a la implementación del Socialismo del siglo XXI. A eso, se suma la colaboración igualitaria y solidaria entre los Estados y los movimientos sociales, es decir, entre el BRP y el BRPP. La autogestión y la idea de Comunidades Creativas y Sostenibilidad, ideario de Ezio Manzini y la Red Mundial para el Diseño Sostenible son igualmente prácticas tangibles de este nuevo modelo.

Economía de equivalencias [editar]


Rosa de Peters

Dieterich en el Socialismo del Siglo XXI propone un modelo económico que no esté basado en el precio de mercado, fundamento de la economía de mercado y del capitalismo, a los que considera fuentes de las asimetrías sociales y de la sobre explotación de recursos naturales.

Propone lo que denomina una economía de valores fundado en el valor del trabajo que implica un producto o servicio y no en las leyes de la oferta y la demanda. Este valor del trabajo se mediría sencillamente por el tiempo de trabajo que precisa un determinado producto o servicio;[3] además de los valores agregados a dicho trabajo, es decir, el tiempo de trabajo que se usó para producir las herramientas o servicios que se emplean en el trabajo mismo, lo cual a su vez lleva a un ciclo complejo de tiempos de trabajo sumados recíprocamente. Para solucionar el problema práctico que implica la teoría de la Economía de valores Dieterich sugiere usar la Rosa de Peters.

Para Dieterich, el modelo de mercado ha puesto su atención principalmente en los alcances de la ganancia y la propiedad, desvirtuando completamente el sentido de la economía. En este sentido, el modelo responde a lo que denomina "crematística", una perversión de la economía donde el acento está puesto en la ganancia. Según él, la economía política no debe operar como la forma en que unos pocos se hacen ricos, sino con un criterio de productividad.

En este sentido, el precio, como principio operativo y cibernético de la economía, determina dónde invertir, por cuanto trabajar, cuanto y qué comprar, cuánto y cuándo ahorrar y es, por lo tanto, la hebra ordenadora del sistema.

Para que el mercado funcione eficientemente, debería existir el suficiente poder adquisitivo para comprar, una formación libre del precio, un mercado que no sea monopólico y un Estado de derecho eficiente y no corrupto.

Ante la eficiencia ordenadora del sistema de libre mercado, la planificación de un modelo socialista resulta insuficiente y deformadora de la interconexión en un mundo globalizado. Así, los incesantes intentos históricos para remediar las injusticias de la economía de mercado han fracasado sistemáticamente. Las correcciones del sistema a través de la educación, la redistribución estatal, la expropiación y la democracia obrera, no han resuelto satisfactoriamente la impecable eficiencia cibernética que el modelo de libre mercado impone en las redes globales.

El modelo del socialismo del siglo XXI debería estar basado en una ecuación donde el valor (precio) del producto, se vinculara la equivalencia sobre los tiempos de producción y a la democracia participativa. De esta manera, la redistribución y los cambios a nivel de educación deberían recoger los intereses reales de las personas que estructuran y definen los sistemas político-económicos. Para Dieterich, el socialismo del siglo XXI es la ampliación y profundización de la democracia participativa, donde las dimensiones de lo cotidiano, lo estético y lo racional-crítico deben estar incorporadas al cambio social.

Crítica a la propuesta [editar]

El proyecto de Economía de valores no está profusamente detallado en el Socialismo del Siglo XXI, ni considera el grado de complejidad de determinados trabajos que exigen especializaciones científicas, y cuyo tiempo de trabajo no puede ser valorado de la misma manera que los trabajos no especializados. Tampoco considera el valor físico de la producción energética sobre el consumo energético de un determinado trabajo, conocido como tasa de retorno energético (TRE), algo fundamental para el desarrollo social, tecnológico y humano de una sociedad.

Constante Reformulación [editar]

Heinz Dieterich Steffan, al final de su obra, llama a un debate abierto y constructivo para mejorar el proyecto del Socialismo del Siglo XXI, lo cual indica que dicha ideología sigue reformulándose.

Dieterich plantea que "la estatización de los medios de producción no resuelve el problema de la economía socialista del Siglo XXI. El problema económico de la nueva civilización es informático, la sustitución del precio por el valor objetivo del trabajo".

Representatividad Democrática : Tricameralidad y Democracia Directa [editar]

Los proponentes de la tricameralidad argumentan que la representación de la comunidad en cada nivel (municipal, autonómico o estatal, nacional o federal, etc.) es un problema complejo y que tiene tres fuentes (la ideológica, la sindical y la territorial). Para resolverlo se postura la existencia de tres cámaras en cada uno de los niveles citados (municipal, autonómico o estatal y nacional o federal/confederal).

[1] La Constitución Bolivariana de 1826 es un ejemplo de Constitución Tricameral.La centralización y concentración del Poder Legislativo era consecuencia inevitable de la cooptación y también del arbitraje que se esperaba de su composición tricameral. La tricameralidad –según Bolívar– debía resolver los conflictos suscitados entre las Cámaras “por falta de un juez árbitro, como sucede donde no hay más que dos Cámaras” y ninguna ley quedaría sin efecto, o, por lo menos, habría sido “vista una, dos y tres veces, antes de sufrir la negativa.

En el Socialismo del Siglo XXI se redefine el concepto Soberanía , en sus dos vertientes Política y Social :

  • 1.Soberanía Política : Fruto de los representantes elegidos por los ciudadanos en el órganos habilitado para ello : Parlamentos y Partidos Políticos.
  • 2. Soberanía Social : Representada por dos ámbitos diferentes del ideológico (que estaría representado por el punto 1) el socio-económico (sindicatos, C.E.S (Consejo Económico Social ), patronal ) y el territorial ciudadano (Senado)

Frente a las grandes innovaciones se propone una constante reformulación de pequeños cambios que a la larga producen una mejora continua del sistema Para este rol cobran especial relevancia todos los actores :

  • 1.los de la Democracia Representativa : Representantes de la Soberanía Política (Partidos Políticos) + Representantes de la Soberanía Social (Senado + Cámara Socio Económica)
  • 2.los de la Democracia Directa : La reformulación ideológica parte de un proceso de mejora continua que parte de la base ciudadana, de alta implicación y de su continua interacción con los agentes de la Democracia Representativa.

Objetivo : Una Democracia de Calidad Total [editar]

La Democracia de Calidad Total constituye una metología de mejora continua del sistema democrático. Esta metodología es aplicada desde un punto de vista de Democracia representativa más la Democracia participativa.

Origen [editar]

La Democracia de Calidad Total , objetivo del Socialismo del Siglo XXI tiene como metdología activa el Kauzolan. El Kauzolan combina la filosofía o metodología japonesa del Kaizen, aplicada originalmente en el sistema productivo industrial, con las antiquísimas experiencias participativas como el auzolan vasco, la andecha gallega, el coor irlandés o la prácticas comunales andinas denominadas minka . Dos son por tanto las bases de la metodología de una Democracia de Calidad Total : Kaizen + Auzolan :

KAIZEN

La puesta en práctica de la metodología Kaizen tendría como efecto :

  • 1. Flexibilidad y Adaptación el ciudadano en un contexto socio-político globalizado : shoyinka
  • 2. Fomento de la Participación y de las ideas innovadoras : soifoku
  • 3. Autocontrol o Veto de la Ciudadanía ante los defectos políticos-gobernamentales : jidoka

AUZOLAN

Es una forma antiquísima de trabajo en común vecinal. Es el ayuntamiento o la simple reunión de vecinos el que determina cuándo y por quiénes ha de efectuarse la prestación.La institucionalización del auzolan la vemos cristalizada en las cofradías administradoras de montes y tierras comunales.

Principios [editar]

  • 1.Orientación al ciudadano : El ciudadano es Productor de Democracia. Consituye medio y fin. La cadena se detiene cuando un ciudadano "VETA".
  • 2.Identificación de Agentes : Comunidad Ideológica o Política, Comunidad Territorial, Comunidad Socio Económica. Instrumento : Parlamento Tricameral o Tricameralidad (Senado/Parlamento/Cámara Socio-Económica)
  • 3.Principio de Autodeterminación :Todos participan en la comunicación/determinación de metas :

Hugo Chávez y El Socialismo del Siglo XXI [editar]

Actualmente el gobierno de Hugo Chávez plantea estar avanzando hacia el Socialismo del Siglo XXI, aunque aún con una institucionalidad incierta de dicho socialismo. Efectivamente se ha avanzado en el eje del desarrollismo democrático nacional y regional, pero aún falta dar el paso a la implementación efectiva de los otros ejes, instituciones pilares del Socialismo del Siglo XXI. El mandatario Rafael Correa de Ecuador y movimientos sociales ecuatorianos ya han manifestado su entendimiento y voluntad de generar e implementar un proceso que conduzca a Ecuador hacia la institucionalidad del Socialismo del Siglo XXI.

A comienzos de 2007, el presidente venezolano mostraba sus referencias teóricas, frente a la cúspide eclesiástica de su país expresó «Les recomiendo a los obispos que lean a Marx, a Lenin, que vayan a buscar la Biblia para que vean el Socialismo en sus líneas, en el viejo y nuevo testamento, en el sermón de la montaña.».[4] En el mismo acto, Chávez afirmó compartir ideas trotskistas, como la revolución permanente.[5]

Chávez ha afirmado que el Socialismo del Siglo XXI acepta la propiedad privada[6] a diferencia de la postura marxista leninista.[7] [8] y debe nutrirse de las corrientes mas auténticas del cristianismo, dentro de una democracia participativa y protagónica y debe conjugar igualdad con libertad[9]

Críticas [editar]

Existen algunos críticos al Socialismo del Siglo XXI, generalmente provienen de sectores tanto de la derecha como de la izquierda. Algunos marxistas lo consideran un socialismo falaz[10] y la derecha estima que se basa en ideas caducas y perimidas.[11]

Desde diversos sectores sociales e ideológicos allegados a la acción y movimientos populares de base se alega que no es posible hablar seriamente de un socialismo del siglo XXI si antes no se realiza una crítica profunda del "socialismo real" que existió el pasado siglo en URSS y Europa del este y así como de otros modelos estadocéntricos, porque si no se establecen las causas de su fracaso se pueden repetir los mismos y terminar en un nuevo fracaso que convierta la situación en algo peor que el problema que se buscaba solucionar[cita requerida]. De los personajes que se han mostrado abiertamente en contra del Socialismo del Siglo XXI podemos encontrar a Mario Vargas Llosa, quien ha mostrado su opinion en diversas publicaciones hechas en periódicos latinoamericanos. El ex-presidente español José María Aznar ha sido un importante crítico de esta ideología. En una conferencia dictada en la ciudad de Guatemala expresó: "El Socialismo del Siglo XXI es lo mismo que el Socialismo del siglo XX solo que más aburrido, puesto que ya sabemos como termina".[cita requerida]

Socialismo del siglo XXI [editar]

A pesar de que al inicio la desintegración y lucha individual por el progreso hizo el hundimiento del socialismo ortodoxo en muchos países, principalmente la URSS y Europa Oriental, se mantiene en países como Cuba, Corea del Norte, Libia y Vietnam. Ha adoptado algo de flexibilidad y en algunos casos un considerable desarrollo, que aunque no alcanzan al auge de una vez han subido y restaurado en parte su economía, como Vietnam y Cuba.

La geopolítica neoliberal, que se supone sería causada por la globalización corporativista, han provocado según estos movimientos, tales daños sociales y económicos a muchos países tanto desarrollados como del Tercer Mundo (que también se atribuyen a la corrupción y autoritarismo de partidos políticos y gobiernos), que habrían provocado un despertar de un nuevo tipo de socialismo democrático, sino la caída y desprestigio del sistema democrático liberal en muchos países.

Como ya se indicó el significado dado al socialismo es muy amplio y puede variar según el exponente al igual que los proyectos que aplicarían, aunque normalmente se refieren al socialismo democrático-estadocéntrico o de partido (parlamentario) y su modelo suele ser el de políticas económicas internas intervencionistas, y mercantilistas en comercio exterior. Según Heinz Dieterich lo que en América latina se denominan actualmente gobiernos socialistas, son más bien intentos de aplicación contemporáneos de las políticas de la economía social de mercado y el Estado social de la democracia cristiana de antaño.

Socialismo del Siglo XXI en Europa [editar]

El Socialismo del Siglo XXI ha sido especialmente acogido en Alemania de mano del Partido de Izquierdas o Die Linkspartei, diferentes movimientos universitarios y ex-altos cargos de la República Democrática Alemana como Egon Krenz . La antigua Alemania del Este está siendo el caldo de cultivo para un nuevo Socialismo del Siglo XXI.

En España destaca el Partido Carlista de ideología socialista autogestionaria y nueva izquierda.Con una base sociológica muy importante en el País Vasco,en 1998 fue uno de los partidos y asociaciones firmantes del Pacto de Estella, y en 2005 se pronunció en contra de la Constitución Europea. Venezuela fue destino de muchos militantes de esta formación durante la represesión franquista. El ex-presidente del Partido Carlista, Carlos Hugo de Borbón Parma en 2004 publicó el libro "Algunas Reflexiones sobre el Socialismo del Siglo XXI" :

"El socialismo que ha muerto es el socialismo autoritario orientado hacia el control del ciudadano por una política monopolizada o controlada desde el partido único, que reclamaba un reparto del fruto de la propiedad y de la producción, pero no un simultáneo reparto del poder. Este socialis-mo sí ha muerto. El socialismo como ideal humano de construcción política, basado en la participación del ciudadano, en el control de su vida política y económica, así como en el reparto de los bienes, no ha muerto. Hay que decirlo una y otra vez: un proyecto socialista se hace hoy imprescindible."

Véase también [editar]

Referencias [editar]

  1. Entrevista a Heinz Dieterich
  2. Los errores del estalinismo burocrático frente al Socialismo del Siglo XXI y “Socialismo Siglo XXI”.
  3. "...Podemos decir, que un intercambio es justo, cuando ninguna de las personas que participan en él, es explotada. Esta condición ---ausencia de explotación--- se cumple, cuando en el intercambio se entregan exclusivamente esfuerzos laborales iguales. Esos esfuerzos, medidos en tiempo, se llaman en la economía política “valores”. Objetivamente justo es un intercambio, por lo tanto, cuando todos los participantes se quedan al final de las transacciones con valores (esfuerzos) iguales o equivalentes...6. Lo que determina la justicia de un intercambio no son, por consiguiente, las formas de pago, sino los términos de intercambio (terms of trade, T.o.T.), ya identificados por Adam Smith para el comercio internacional como el intercambio de volúmenes o cuantidades de trabajo concretizado...7. En conclusión: Para que el intercambio, en cualquier momento de la historia y en cualquier tipo de economía, sea justo, es imprescindible que existan dos condiciones: 1. los sujetos económicos que realizan el intercambio, necesitan conocer el valor objetivo (tiempo incorporado) de cada producto/servicio; 2. tiene que haber un poder real (Estado, ética, control público) que garantiza el cambio de equivalentes, es decir, valores o, lo que es lo mismo, esfuerzos laborales cuantitativamente iguales...9. En la crematística, el intercambio se realiza vía el precio, no el valor. Esto es así porque el precio es la expresión del poder de cada sujeto económico en las esferas de circulación (mercados). El más poderoso determina el precio, que, a su vez, es el instrumento de apropiación del excedente económico. En una sociedad de clase el poder está en manos de las elites dominantes. Quitarles el sistema del precio mediante el sistema del valor, significa quitarles su mecanismo de acumulación del capital y, en consecuencia, su existencia como clase dominante. La derecha ha entendido esto, la “izquierda” sectaria y dogmática no, y el socialoportunismo evade el debate...· más en Cristóbal Colón y la persistente confusión entre trueque y economía del valor.
  4. Chávez instó a funcionarios de la Iglesia Católica venezolana a ocupar su lugar
  5. Transcripción del discurso presidencial del 8 de enero de 2007
  6. Chávez: socialismo acepta la propiedad privada
  7. Chávez defiende propiedad privada frente a marxistas leninistas
  8. Chavez defiende propiedad privada frente a marxistas leninistas
  9. Presidente Chávez define Socialismo del siglo XXI
  10. Los especuladores y acaparadores, los grandes capitales, la burguesía apéndice del imperio y parasitaria de los Estados nacionales han encontrado en el renegado Heinz Dieterich un gran aliado. Recientemente, 19/02/07 (días de carnaval), en una entrevista realizada por un periódico de circulación nacional, Ultimas Noticia, Dieterich disfraza su retorica con harapos difíciles, por el pueblo, de identificar. En ella, dice lo siguiente: “Estatizar la propiedad privada no lleva al socialismo”…"Si la propiedad del Estado fuese socialismo, ya con (el rey) Carlos V tendríamos socialismo en América Latina, porque cuando llega la Corona Española a América, toda la propiedad de la tierra, el subsuelo y lo que está arriba es patrimonio del rey, pero eso era feudalismo, no socialismo. La única vía posible es una economía mixta, que tendría tres sujetos, el Estado, la empresa privada y la propiedad social, como cooperativa" más en Dieterich, un Zar de la manipulación
  11. En síntesis: tiene escaso sentido tomarse demasiado en serio el Socialismo del siglo XXI en un plano teórico, aunque sí cabe medir con tino su función política. No aporta nada nuevo en el nivel de la teoría, y en tanto se entiende lo que sus promotores plantean, es claro que nos hallamos frente a un retroceso intelectual a los postulados de aquellos a quienes Marx llamaba "socialistas utópicos", es decir, al retroceso hacia una concepción arcaica de sociedad, con intercambios económicos primitivos. No obstante, como ya sugerí, el Socialismo del siglo XXI renueva un mito que se niega a morir. más en Socialismo: fracaso y mito

Enlaces externos [editar]

Críticas

Obtenido de "http://es.wikipedia.org/wiki/Socialismo_del_siglo_XXI"

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Ecomía de equivalencias [editar]

¿Qué es el Socialismo del siglo XXI?


Por: Mary Pili Hernández
Fecha de publicación: 13/12/06

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A raíz del contundente triunfo del Presidente Chávez en las pasadas elecciones, mucha gente se ha interesado en serio en la propuesta que éste formuló en el discurso pronunciado el 25 de Febrero de 2005, con motivo de la inauguración de la IV Cumbre de la Deuda Social. Allí manifestó su convencimiento de que la revolución debía ser socialista, y en caso contrario no sería revolución. Luego, cuando profundizó en su discurso, explicó que este socialismo debía ser del siglo XXI, dándole así nombre a un nuevo concepto. Pero realmente, ¿qué es el Socialismo del Siglo XXI?

UN CONCEPTO EN CONSTRUCCIÓN

La primera cosa que hay que decir es que el Socialismo del Siglo XXI no tiene una definición acabada. Cuando el presidente habló del tema por primera vez, invitó a todo el pueblo venezolano a participar en una discusión sobre la materia. Muchos hemos participado en foros y escrito materiales que permiten profundizar en el análisis. No obstante, se hace fundamental leer los discursos de Chávez, para comprender con mayor detalle hacia dónde se orienta este proceso, más aún cuando el Presidente ha recibido el espaldarazo de casi 63% de los votantes en las últimas elecciones.

EL SOCIALISMO NACIÓ EN LATINOAMÉRICA

Lamentablemente quienes hacen análisis simplistas de las cosas confunden siempre el concepto de socialismo con el concepto de marxismo, siendo que el socialismo marxista es tan sólo uno de los modelos de socialismo que se ha aplicado en el mundo, aunque ciertamente el más famoso.

Cuando Marx habló de su visión del socialismo, se remitía a un concepto mucho más lejano, surgido en los albores del siglo XVI de la mente de Tomás Moro (por cierto, él fue un santo, no un político), en su famosa obra “Utopía”. Moro se sentía fascinado por las narraciones de Vespucio sobre el archipiélago brasileño de Fernando de oroña e imaginó en su obra una sociedad perfecta a la que calificó de socialista.

Por cierto, los primeros que aplicaron este modelo ideado por Moro, no fueron los soviéticos, sino los jesuitas, en sus Reducciones del Paraguay. Estos datos son interesantes, porque no es casualidad que el concepto de socialismo surja por lo visto en unas islas brasileñas y que luego se aplicara en Paraguay. En otras palabras, los primeros socialistas no fueron los europeos, sino los latinoamericanos

EL SOCIALISMO DEL SIGLO XXI NO ES MARXISTA

No sé cuántas veces tendrá Chávez que repetir lo mismo. Lo está diciendo desde el año 2003. Lo ha dicho claramente en varias alocuciones, discursos y programas de televisión “este no es un proyecto marxista, yo tengo muchos amigos marxistas, pero este no es un proyecto marxista” (Aló Presidente, 2-10-2005). Pero incluso, se lo ha declarado a los periodistas en entrevistas y ruedas de prensa. “Yo no soy comunista, no tendría ningún empacho en decirlo. Si yo tuviera un proyecto marxista para Venezuela lo hubiese dicho desde el primer día en que salí a la palestra política. Así que no soy marxista, tengo aproximaciones al pensamiento socialista y progresista, pero no soy marxista” (Entrevista hecha por Lucía Newman, corresponsal de CNN, 18 de Agosto de 2004).

Por si acaso, lo volvió a repetir en la rueda de prensa ofrecida en Miraflores, el día que lo acreditaron como Presidente Electo. Pero claro, esto no es publicitado por los medios de comunicación, porque muchos de ellos funcionan como agencias de campaña sucia del antichavismo, y necesitan producir temor en la gente, por tanto, cualquier cosa que pueda disminuir o disipar ese miedo es censurada o simplemente obviada.

SOCIALISMO BOLIVARIANO

Teniendo claro que socialismo no es sinónimo de marxismo y que además Chávez ha aclarado hasta la obstinación que él no es marxista ni tiene un proyecto marxista para Venezuela, vale recordar que la primera vez que el Presidente calificó a la revolución venezolana como socialista (25-2-2005), estaba dando un discurso extraordinario (por cierto, de los mejores que le he escuchado en mi vida) en el cual, documentos en mano, desentrañaba en su condición de profesor de historia de Venezuela, el pensamiento del Libertador en temas sociales.

Chávez tomó los decretos de Simón Bolívar después de la independencia sobre educación, propiedad de la tierra, salud y uso de los bienes comunes, y leyéndolos desentrañaba lo que el Padre de la Patria nos heredó como proyecto de nación. Ciertamente, tal y como concluyó Chávez en ese discurso, Bolívar era un socialista.

Por tanto, para definir el Socialismo del Siglo XXI no hay que buscar en el pensamiento europeo, sino en el latinoamericano y, más específicamente, en el bolivariano.

SOCIALISMO CRISTIANO

Desde hace ya algunos años se ha venido produciendo un proceso de conversión personal en el corazón de Hugo Chávez. Ahora se define a sí mismo como profundamente cristiano y habla de Jesús como su Salvador y lo invoca como “Comandante en Jefe de esta revolución”.

En este sentido, ha planteado que el Socialismo del Siglo XXI tiene que tener inspiración cristiana.

Vale decir que este no es un invento de él. El socialismo cristiano es una corriente política que ha tenido gran importancia en el mundo y particularmente en América Latina, más allá de que algunas organizaciones políticas que se han definido a sí mismas de esta manera, no le hayan hecho ningún honor a las ideas de Jesús.

Es importante aclarar que, cuando decimos que el Socialismo del Siglo XXI tiene inspiración cristiana, no decimos que tenga que ser confesional, sino que se basa en el pensamiento social que se lee en los Evangelios y en el Nuevo Testamento en su conjunto. Es el socialismo que practicaban las primeras comunidades cristianas, después de Pentecostés.

OBVIAMENTE, DEL SIGLO XXI

En esta definición no puede faltar el hecho de que el Socialismo del Siglo XXI mira hacia el futuro. En otras palabras, no está anclado a los modelos socialistas que rigieron una buena parte del mundo en el pasado.

Tampoco es un socialismo surgido o enmarcado dentro de la Guerra Fría de mediados del siglo XX. Es un socialismo nuevo, que está inspirado en los valores que el mundo acepta como justos en este nuevo siglo: la democracia, el respeto por los derechos humanos, entiéndase no sólo los civiles y políticos, sino también los económicos, sociales y culturales.

“EN EL CAPITALISMO NO PUEDE HABER DEMOCRACIA”

Esta es una frase dicha por Chávez en su última rueda de prensa. Y está claro: si la democracia es el poder del pueblo y para el pueblo, no tiene sentido en un sistema donde el interés individual está por encima del colectivo, y en dónde el capital es más importante que la persona.

El socialismo no es otra cosa que poner el interés colectivo prioritariamente por encima del interés individual. Sólo así se puede vivir en democracia. Si un individuo y su dinero, están por encima de una comunidad, eso jamás será una democracia. Será una dictadura, o peor, una plutocracia. Como la que existe en los Estados Unidos, con sus 45 millones de pobres.

POR ESTE PROYECTO VOTÓ EL PUEBLO VENEZOLANO

Desde los inicios de la democracia no se había producido un respaldo electoral tan grande a un presidente como el que ha recibido Chávez en esta oportunidad. Creo que esto deja clarita cualquier duda. Venezuela quiere socialismo, y además quiere que sea del siglo XXI.



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